lunes, 13 de agosto de 2007

GESTION PARTICIPATIVA EN MUSEOS


Bajo esta línea de trabajo, los museos de la Dibam, desde Antofagasta a Puerto Williams, han concentrado sus esfuerzos en generar proyectos de renovación que contemplen integrar a la comunidad, en la perspectiva de responder a sus demandas y expectativas. Experiencias significativas fueron las de los museos de Historia Natural de Concepción y el Museo Histórico Dominico.


Durante el tiempo que permanecieron cerrados –debido a las tareas de remodelación y habilitación de nuevas muestras– abrieron sus puertas para que la comunidad contribuyera, desde sus expectativas, ideas y percepción, a la definición de las exhibiciones permanentes y a la reflexión sobre el uso de sus espacios como lugares de encuentro.


Otra iniciativa en esta línea, es el diseño de una nueva exposición permanente en el Museo de la Educación Gabriela Mistral, el que recogió las áreas temáticas más relevantes para la comunidad, e incorporó las principales visiones existentes respecto a cada una de ellas. La metodología cualitativa utilizada por los distintos museos es una adaptación de la técnica de grupos focales, consistente en la realización de conversaciones con segmentos comunitarios definidos de acuerdo a la misión de cada institución.


Por ejemplo, el Museo de la Educación llevó a cabo ocho encuentros destinados a debatir los temas de la futura exhibición, convocando a distintos actores de la comunidad educativa, entre ellos profesores, universitarios, estudiantes, maestros jubilados, dirigentes vecinales y académicos. De las observaciones realizadas, cabe destacar los siguientes resultados: Los museos experimentan un profundo proceso de cambio al abrirse a las prácticas y saberes propios de la comunidad, relacionados con sus colecciones.


Esta apertura contribuye a la adecuación y a una mayor flexibilidad de los conceptos que definen el trabajo del museo, posibilitando así una conexión real entre los ciudadanos, la cultura, y el patrimonio. Este nuevo ejercicio de escucha activa se traduce en orientaciones concretas al momento de generar propuestas culturales.


Ello implica, en la práctica, incorporar el sentir comunitario a la construcción del proyecto del museo, recogiendo expectativas que van desde el uso de los espacios hasta la manera de presentar los contenidos museográficos. La transformación de la relación entre el museo y la comunidad a través de una experiencia participativa, revaloriza el museo. Al convertirse en agentes activos que asumen responsabilidades, los ciudadanos construyen nuevas miradas sobre las colecciones y contenidos patrimoniales.

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